Independientemente de si se es creyente o no, es indudable que la figura de la Virgen de Guadalupe es importante en México.

El culto a ella comenzó en 1531, poco después de que terminó la Conquista de México por parte de la corona española. La tradición habla sobre las apariciones de la Virgen de Guadalupe a Juan Diego en el cerro del Tepeyac. Hay indicios de que desde la época prehispánica existía un culto en el Tepeyac en honor a Tonantzin, la diosa de la fertilidad de los mexicas, a quien se le identificaba como la Madre de todos los Dioses y los mismos nativos llamaban “nuestra madre”. Fray Bernardino de Sahagún en su texto Historia General de las Cosas de la Nueva España, menciona la existencia de un lugar llamado Tepéac que se ubicaba sobre un monte y en donde se hacían fiestas a Tonantzin.

Cuando los españoles conquistaron América, la corona prohibió los cultos indígenas y destruyeron los antiguos templos de las deidades. En su lugar, construyeron iglesias e impusieron su religión a los pueblos sometidos. A pesar del uso de la fuerza, los españoles encontraron una fuerte resistencia por parte de los indígenas que se negaron a abandonar el culto a sus dioses.

Para combatir ese rechazo, en 1531 llegaron las apariciones guadalupanas. Juan Diego, cuyo nombre chichimeca era Cuauhtlatoatzin, nació en 1474 en Cuautitlán. Fue bautizado por los franciscanos alrededor del 1524 y se le dio el nombre de Juan Diego. La leyenda narra que la Virgen de Guadalupe se apareció a Juan Diego en el Cerro del Tepeyac en cuatro ocasiones. Se dice que en una de las apariciones la Virgen pide que se le erija un templo y es así como ahora en el lugar de las apariciones se encuentra la Capilla del Cerrito – erigida mucho antes en honor a la María como madre de Jesús –  y debajo de ella la impresionante Basílica de Guadalupe. De esta manera los colonizadores lograron la aceptación de María como símbolo religioso de culto en la forma de la Virgen de Guadalupe.

La imagen de La Virgen de la Gloria fue una grabado flamenco en el que se basó el pintor indígena Marcos Cipac Aquino para pintar a la Virgen como la conocemos hoy. El original representaba a la Virgen con cabellos rubios y rizados cargando a un niño, por lo que Marcos realizó algunas adaptaciones para que las facciones fueran más familiares para los indígenas. Por ello el cabello de María en su obra es negro y lacio. Además le imprimió el peinado típico de las mujeres indígenas casadas que pertenecían a la nobleza que consistía en el apartado por en medio y con el cabello pegado a las sienes.

El culto a la Virgen de Guadalupe, creció en popularidad durante siglos y en 1810 su imagen se alzaba en los estandartes de la Guerra por la Independencia de México al grito de «¡Viva la América, muera el mal gobierno!» y «¡Viva Nuestra Madre Santísima de Guadalupe!». Hoy en día la Basílica de Guadalupe es el centro religioso más popular en el mundo. La Virgen de Fátima en Portugal recibe 9.8 millones de visitas anuales; el Vaticano 18 millones, la Meca 13 millones, mientras que la Basílica recibe 20 millones de peregrinos con cifras del 2019.

 

 

El 12 de diciembre se conmemoran las fiestas de la Virgen de Guadalupe en recuerdo a la fecha de la última aparición a Juan Diego. Celebraciones, serenatas, visitas a Iglesias y peregrinaciones son llevadas a cabo a lo largo y ancho de todo el país.