Por Leslie Rodríguez
El 14 de junio de 1942, una niña judía alemana de trece años escribió la primera entrada de su diario. Se llamaba Ana Frank, y por los dos años siguientes registró la experiencia que ella vivió junto a su familia mientras se escondían en la parte trasera de las oficinas de su padre durante la ocupación nazi de los Países Bajos.
En agosto de 1944, Ana, su familia y los demás que se escondían con ellos fueron descubiertos por las autoridades nazis y enviados a campos de concentración. Ana murió en 1945 en Bergen-Belsen pocas semanas antes de su liberación. Su padre, Otto, fue el único del grupo que sobrevivió, recuperó el diario de Ana y lo publicó en 1947. Desde entonces las palabras en él han constituido un retrato perdurable de resistencia.
En poco menos de trescientas páginas, Ana logró describir la vida de ella y su familia en la clandestinidad. Confinada entre los muros de la Casa de atrás, escribió tanto sobre sus reflexiones acerca de la vida, como sobre el constante temor a ser encontrada.
Inspiración y ejemplo de optimismo
Pero, ¿cuál es la razón por la que el Diario de Ana Frank nos sigue inspirando hoy en día? El Diario de Ana Frank representa un relato del inquebrantable optimismo y espíritu humano ante una de las mayores tragedias de la historia. En una de sus últimas entradas, poco antes de que se descubriera la Casa de atrás y de que Ana fuera enviada al campo de concentración, escribió: «Es un milagro que no abandonase todos mis ideales. Sin embargo, me aferro a ellos porque sigo creyendo, a pesar de todo, que la gente es buena de verdad en el fondo de su corazón», resistiendo a la violencia y la guerra de las que estaba rodeada. Se convirtió en un ícono que logró dar voz a seis millones de personas judías que fueron víctimas del régimen nazi, cuyas historias no se contaron.
Ana Frank sigue impactando generaciones ya que su legado continúa siendo no sólo una fuente de inspiración, sino también un recordatorio del deber de educar a las futuras generaciones sobre los horrores del pasado que no deben ser olvidados. En su diario, nos enseña la victoria que la bondad tiene sobre la violencia y nos ordena que nunca miremos hacia otro lado; que luchemos y resistamos la crueldad, la discriminación y la injusticia que nos rodea.